El Nuevo Pacto Superior al Antiguo Pacto

el nuevo pacto


 La Adoración Bajo el Pacto Antiguo y los Antiguos Sacrificios

(Hebreos Capítulos 9 y 10)


jeremias 31:33 En 

el primer pacto Dios estableció unas series de pasos para que supieran cómo adorarlo y un conjunto de reglas para el culto en aquellos tiempos.

Todos los días, los sacerdotes entraban al lugar Santo para celebrar el culto. Pero en el lugar Santísimo sólo podía entrar el jefe de los sacerdotes, y esto, sólo una vez al año. Entraba llevando la sangre de los animales, que él y el pueblo ofrecían para pedir perdón a Dios cuando pecaban sin darse cuenta.

Todo esto eran reglas que tenían que ver con comidas, bebidas y ceremonias de purificación, que preparaban para el culto. Dichas reglas indicaban lo que se debía hacer, sin embargo, no ayudaban a cambiar la manera de vivir. Esas reglas servían solo mientras Dios no la cambiara por algo mejor y estableciera un nuevo orden o pacto.

La ley de Moisés era sólo una muestra de lo bueno que Dios nos iba a dar, y no lo que en verdad nos daría. Por eso, la ley nunca puede hacer perfectos a los que, cada año, van al santuario a ofrecer a Dios los mismos sacrificios de siempre. Si en verdad la ley pudiera quitarles el pecado, no se sentirían culpables y dejarían de ofrecer sacrificios a Dios. Pero sucede lo contrario. Cada año, cuando ofrecen esos sacrificios, lo único que logran es recordar sus pecados. 

La sangre de los toros y de los chivos que se sacrifican no puede quitar los pecados

Todo esto se hizo así para mostrarnos lo que ahora es más importante:

La Adoración Bajo el Nuevo Pacto y Perfecto Sacrificio de Cristo Jesús

No obstante ya Cristo vino y se ha convertido en el Jefe de sacerdotes, y a él le debemos todo lo bueno que ahora nos pasa. Para ofrecer su propia sangre, Cristo entró una sola vez y para siempre; de ese modo, de una vez por todas nos libró del pecado.

Cristo no entró en el santuario hecho por seres humanos, que era sólo una copia del santuario verdadero. Cristo entró en el cielo mismo, y allí se presenta ante Dios para pedirle que nos perdone. No entró para ofrecerse como sacrificio muchas veces, como aquí en la tierra lo hace el jefe de los sacerdotes, que entra una vez al año para ofrecer una sangre que no es la suya.

Cristo se ha manifestado de una vez y para siempre. Se ha manifestado para ofrecerse como el sacrificio por el cual Dios nos perdona nuestros pecados. Después él volverá otra vez al mundo, pero no para morir por nuestros pecados, sino para salvar a todos los que esperamos su venida.

Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha ni pecado. Su sangre nos purifica, para que estemos seguros de que hemos sido perdonados, y para que podamos servir a Dios, que vive para siempre.

Así, por medio de Jesucristo, entramos en un nuevo pacto con Dios. Porque Jesucristo murió para que Dios nos perdonara todo lo malo que hicimos y por medio de su muerte, recibiremos la salvación eterna que él nos ha prometido.

Lo único que puede librar a un pecador de ser condenado en el día del juicio y librado de la ira o del castigo eterno; salvo el sacrificio expiatorio de Cristo Jesús.

Gracias al sacrificio de Jesús los hijos de Dios somos ahora sacerdotes (1 Pedro 2:9) y podemos acceder a su presencia en cualquier momento a través de la oración.

Versículos Bíblicos el Poder de la Sangre de Cristo nos Purifica y Limpia de Todo Pecado

Mateo 26:28

porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.

Colosenses 1:13-14

Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

1 Juan 2:2

Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

Efesios 2:13

Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.

Hebreos 10:19-22

Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

Gálatas 3:13

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero).

Resumen El Nuevo Pacto Superior al Antiguo Pacto

Una Nueva Forma de Relacionarnos con Dios

(2 Corintios 3)

Definitivamente, la sangre que Jesús derramó al morir nos permite ahora tener amistad con Dios, y entrar con toda libertad en el lugar más santo. Pues cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús está vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y distinto. 

Finalmente, Él es nuestro gran sacerdote, encargado del santuario que está en el cielo. Por eso, mantengamos una amistad sincera con Dios, teniendo la plena seguridad de que podemos confiar en él. Porque Cristo nos dejó limpios de pecado, como si nos hubiera lavado con agua pura, y ya estamos libres de culpa. Sigamos confiando en que Dios nos salvará y no lo dudemos ni un instante, porque él cumplirá lo que prometió.

Devocional Cristiano

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