Preparémonos para ese Postre Delicioso que Dios nos Tiene

Moradas en el cielo


Aunque en esta Vida no Tengamos Riqueza, allá en la Gloria, Más allá del Sol, Tenemos un Hogar Dulce y una Hermosa Mansión Eterna en el nombre de Jesús

2 Corintios 5:1

De hecho, sabemos que, si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas.

Cuenta una historia que le sucedió a una mujer diagnosticada con cáncer con esta enfermedad incurable y a la mujer le habían dado solo tres meses de vida. Así que ella empieza a poner sus cosas en orden porque le dijeron que ya no iba a vivir más, que moría. Posteriormente, esta mujer contacta lo que tiene que contactar y dentro de lo que contactó, contactó a un sacerdote, a un sacerdote y lo cita a su casa para arreglar algunos aspectos de su última voluntad. Entonces le dice al sacerdote lo que ella quiere oír en su funeral: las canciones que quiere que le canten, las lecturas bíblicas, porque era una mujer que era muy fiel a la iglesia

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Y entonces ella dice quiero estas canciones, quiero estos himnos o canciones, quiero que también me haga estas lecturas el día de mi entierro y por favor, como era una mujer sola, inclusive le dijo: por favor, usted que ya ve lo que tengo en mis propiedades y cosas, quiero que esto quede para tal persona, esto para tal institución, y quiero ser enterrada con este vestido, con este traje. El sacerdote que estaba con ella casi no musitaba palabra y solamente tomaba nota de lo que ella le decía a la mujer y también le solicitó ser enterrada con una Biblia que ella quería mucho

Todo estaba en orden, entonces el sacerdote estaba preparándose ya para irse después de que ya han hablado de todo prácticamente, cuando de pronto la mujer le dice Perdón, me falta algo... hay algo más. El sacerdote, le dice Bueno, ¿qué es? Y ella le dice: mira, quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha.

El sacerdote dice con su cara, más no lo dice con sus palabras, pero sí con su cara de asombro. ¿Qué es esto? Lo veo sorprendido, dice la mujer. Y él le dice: ¡claro, para ser honesto, sí me intriga mucho porque usted tiene esta solicitud! Entiendo lo del traje, entiendo lo de la Biblia en la mano, entiendo los cánticos que quiere, las lecturas bíblicas que quiere, pero eso de un tenedor en su mano derecha, nunca había escuchado algo así y he asistido a no sé cuántos eventos como esos, pero de verdad que no entiendo de qué se trata. 

En este sentido, la mujer le dice tranquilo, le voy a explicar: en todos los años que llevo de vida por mi posición social, he ido a muchos eventos sociales, en cenas importantes o en compromisos importantes siempre he recordado que cuando se retiran los platos del plato principal, alguien inevitablemente se agacha y me dice: ¡Quédate con tu tenedor! Siempre me dice el que me está atendiendo, el mesero dice: Quédate con tu tenedor. ¿Por qué? Porque es mi parte favorita, porque cuando me dicen quédate con tu tenedor, sé que algo mejor está por venir. 

Es decir, un postre delicioso, un pastel de chocolate, un pastel de manzana y eso indica que algo maravilloso o algo sustancioso va a venir y así quiero que la gente que vaya a mi entierro cuando me observe y vea mi mano derecha con ese tenedor, ¿se pregunten como así? Y quiero que usted les diga: por qué me quedé con ese tenedor, porque algo mejor está por venir.

¡Qué tremendo! ¿La pregunta es qué certeza tiene usted de alguna canción? Un coro que alguna vez cantamos como Más allá del sol, mansión eterna, tantas y tantas canciones ¿qué pasará después de la muerte? Por estos días hay personas que en su corazón hay tristeza por la partida de un ser querido, porque la mamá ya no está, porque el hijo ya no está, porque el esposo se fue, porque un cáncer, porque un accidente o por cualquier circunstancia que ya no están esas personas que amamos. ¿Pero sabe una cosa? Lo más importante es lo que está por venir, pero lo que está por venir con la certeza de que tú y yo vamos a tener salvación

Por lo tanto, hay un coro que nunca voy a olvidar: aunque en esta vida no tengo riqueza, decía más o menos así, aunque en esta vida no tengo riquezas, sé que allá en la gloria tengo mi mansión, más allá del sol, yo tengo un hogar, hogar bello, hogar más allá del sol. Es una letra que de pronto le sonará rara, pero me traen grandes recuerdos de personas que conocí que ya no están y que estoy seguro están coronados de gloria allá, más allá del sol, y aunque en esta vida no tengamos riqueza, sepamos que allá, allá en la gloria, la gloria es la eternidad... lo que Dios nos tiene preparado para aquellos que le hemos confesado con nuestra boca que Él es nuestro Salvador y nos hemos arrepentido de nuestros pecados.

Porque más allá del sol, tú y yo tenemos un hogar, un hogar bello, un hogar hermoso y la verdadera riqueza no está en las posesiones, gracias a Dios si las tienes. ¿Sabes dónde está la verdadera riqueza? Acá adentro, una persona puede ser pobre, pero tiene una riqueza espiritual infinita y hay personas que pueden ser económicamente ricas, pero pobres internamente y espiritualmente. No importa eso, lo que importa es que la pobreza y la riqueza son conceptos relativos, pero si tú eres una persona. ¿Estás completamente seguro de que haya más allá del sol, tienes un hogar, una bella mansión, que tienes salvación, que tienes eternidad con él? Doy gloria a Dios por eso. 

Por consiguiente, ni el auto más caro que puedas tener, ni la mansión más lujosa que tengas, ni los edificios, ni los aviones, ni los yates, nada de lo que podamos comprar económicamente con plata, con dinero en este mundo... nunca, pero nunca podrá compararse con lo que Dios tiene preparado para aquellos que hemos reconocido que Él es nuestro Salvador. 

Definitivamente, yo te invito a que si tienes riqueza, sepas compartirla, sepas disfrutarla con la persona que lo necesita. Hoy, es un buen día, para que nosotros digamos más allá del sol... Yo tengo un hogar y que hoy es un buen día para que nosotros no nos demos por vencidos en nada.

Finalmente, si se han ido seres queridos, los bendigamos y digamos: Señor, gracias por esa mamita, por ese papito, por ese hermano, esa hermana que conocí algún día y que no importó si tenía o no tenía... lo que importaba era lo que había en su corazón y que podamos decir: Gracias, Señor, porque más allá del sol yo tengo un hogar, hogar dulce, hogar más allá del sol... una tierra prometida preciosa y la vida eterna.

Aunque no tengamos riqueza, la gloria del Dios Eterno caerá sobre nuestras vidas como lluvias de bendición para que sigamos adelante en el nombre poderoso de Jesús

Devocional Cristiano

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